ANA GRIOTT EN CACHOUANE

 

ANA GRIOTT EN CACHOUANE

                                                              YO SOY YIMULIMULI


“Viajar a África es regresar a la cuna que meció a la humanidad, por ello no te sientes extranjera en África. Es el viaje al vientre de una misma, al presente, a la conexión con la tierra. Viajar a África es descolonizar nuestra mente.”

“Aprendí a escuchar el silencio y a querer a los que no tienen voz, a los que no cuentan”

“El origen de la literatura está en las mujeres acalladas que cantan”

                                                    (Ana Cristina Herreros. Entrevista en radio Torrox el 31/05/23)

 

Llegamos por el agua a esta isla. Por ese lugar tan frecuente en la Casamance como es el agua en forma de ría, mar, río. Un espacio seguro para los manglares, para las ostras que crecen en sus raíces, que son en sí mismas, raíz de honestidad. Un lugar seguro para  nuestra frágil memoria, para guardar los cuentos. Veníamos de Usuy, de aquella escuela donde a la niña del vestido azul le apretaban el bolso dorado y la letra escrita.

      ¡Aquella niña! La encuentro entre los manglares de Cachaouane al bajar de la barca. La niña se llama Ana Cristina Herreros Ferreira. Aquí no viste de azul. Ha crecido. Ha crecido con los cuentos callados de su abuela, con ella aprendió a escuchar los silencios. Ha crecido con una madre que no contaba. La niña le pidió a su madre que le guardara el bolso y ella se lo guardó para siempre. La madre acallada entendió a la hija. A la niña no le contaron cuentos ni su madre ni su abuela; no hablaban para no significarse, sin embargo, ella escuchó los silencios cuando la mecían. La madre cuando pensaba que la niña ya estaba dormida cantaba: barcas novas mandei fazer/e no mar as mandei meter. La madre de Ana pensaba que el agua era un lugar seguro para una lengua─ barcas novas mandei lavrar/e no mar as mandai deitar─ que no sabía escribir pero que su madre le cantó y ella también la cantaba a su hija. Así la niña aprendió a escuchar dormida, tanto el canto como el silencio.

      Quizás, para seguir siendo mecida por las palabras silentes de las mujeres de su vida, Ana viaje, escuche, grabe, traduzca, escriba y reescriba los relatos orales, las leyendas, la literatura no escrita de la baja Casamance y otros lugares de África. Ana, en este continente donde nace la mujer primera, se siente otra vez mecida en las entrañas de su madre, en el delantal de su abuela. Aquí da voz y quiere a los que cuentan. Cuando le pregunto, ¿quién  es Ana Griott?, no me responde soy escritora, su respuesta es: “soy escuchadora”.” Me dedico a escuchar”. Ana escucha incluso las lenguas que no entiende.

       ─Y es que una lengua antes de ser expresión escrita es expresión oral: un sonido, una vibración, una conexión con nuestro propio vientre. Pienso en lo importante que es escuchar para que exista comunicación; por eso, tal vez tengamos dos oídos y una sola boca, para escuchar con un oído la palabra y con el otro el silencio─.

       Por ese valor que tiene el sonido y la palabra, la escritora leonesa, además de editar libros y prestarlos en una bibliopiragua en las islas y en una biblioteca en la ciudad de Usuy (para que niñas y niños pueden leer las mismas historias que escuchan bajo los mangos), también presta una abuela o un abuelo para que los acune no solamente con la trama de un cuento sino también con la vibración de la voz. Y con este gesto nos recuerda la frase de Amadou Hampaté Bá: “En África cuando un anciano muere desparece toda una biblioteca”

      Conocí a Ana mientras estaba esperando un atardecer en la isla de Cachouane. Ella cruzaba una pasarela de madera. La luz última de la tarde empezaba a preparar el fuego de la noche para los cuentos. Ana no llevaba el apretado vestido azul sino una tela fresca de lino rojo que dejaba respirar la incomodidad de su niña interior. Llevaba también un bolso de tela fresca,  vacío, por si acaso escuchaba algún cuento. Una anciana, hermana de la andaluza Anica Luisa, narraba:

       Un día, la niña Yimulimuli se atrevió a vestirse de rojo y cuando el dragón fue a buscarla, preguntando, ¿quién es Yimulimuli?, todas las niñas de la aldea  respondieron: “Ýo soy Yimulimuli”.

─ El rojo en Senegal simboliza el poder, solamente el rey lo puede llevar─.

 

Debajo de un mango alguien dice:

Kakongo Kongo (voy a contar un cuento)

Y algunos responden

Ayambééé (te escuchamos)

Ana es Yimulimuli

Maribel es Yimulimuli

Lucía es Yimulimuli

Mari Carmen es Yimulimuli

Yo soy Yimulimuli

               La mujer que camina por la calle Actriz Rosario Pino es Yimilimuli

 

Miré la bibliobusaná, una piragua de colores, en la desembocadura del río Casamance, al Sur de Carabane donde las protagonistas de los cuentos son niñas negras, no demasiado lejos de la Isla de las Conchas en la que cristianos y musulmanes mueren juntos, escuchan los mismos cuentos y son enterrados en el mismo cementerio. Suenan las cuerdas del econtín, alguna mujer baila descalza en la arena. El sol ya traspuso. El anciano le ha puesto fin a su cuento. Entiendo lo que Ana nos explica en radio Torrox : “en África no existe la división de los géneros ni de las artes”. En África se celebra el presente. Me acuerdo de los cuentos que Anica Luisa contaba a las niñas de Torrox, siempre de noche, cuando los hombres dormían.


Leo esta literatura escrita:

“Si hay algo absolutamente auténtico en el interior del hombre, eso es su lengua, el primer mito”            (Kallifatides. Madres e  hijos)

En radio Torrox, Las manos de mi madre,https://shorturl.at/zAK49Miguel Ángel González y Lola Valle entrevistan a Ana Griottt.


                                                                 Recuerdo estas fotos:

 


                                                                                Ana es Yimulimuli



                                                      Maribel le cuento a Donat que viste de rojo porque es Yimulimuli



                                                                        Todas somos Yimulimuli



                                            Una mujer en la calle Actriz Rosario Pino se pregunta ¿Yo soy Yimulimuli?

 

                                                    El dragón que se comió el sol. Ed. Libros de las Malas Compañías

                                                                        


                                                                            La niña vestida de azul será Yimulimuli

Comentarios

  1. Bonitos y entrañables recuerdos... gracias Lola.
    Todas somos YIMULIMULI 🎈❤️

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HONRANDO A MARÍA ZAMBRANO: PASEO POR EL PARQUE MARÍA ZAMBRANO EN VÉLEZ MÁLAGA.

EN VÉLEZ CON LA MADRE DE LA RAZÓN POÉTICA Y CON MAMI