HONRANDO A MARÍA ZAMBRANO: PASEO POR EL PARQUE MARÍA ZAMBRANO EN VÉLEZ MÁLAGA.

  

19 de septiembre de 2023

 Mariló, Ana, Paquisé, Mª Ángeles, Olga, Lola, transitan por Vélez con María Zambrano 







PARQUE MARÍA ZAMBRANO

      Ella presenta a María con un limón, con seis limones, uno para ella misma,
 uno para cada una de las amigas-compañeras que empezaron a habitarla, a habitarse.
  Cuenta la emoción de Joaquín Lobato cuando María le abre la puerta de su casa de Ginebra y lo recibe vestida de amarillo.






Lee a María Zambrano en la antología de Joaquín Lobato, El acontecer y la presencia .El pintor fue a     Ginebra con el Llamador de la puerta de la calle Mendrugo. María se fue tan pequeña de Vélez que no alcanzó a ese llamador sino en los brazos de su padre, pero puede sentir el tacto del bronce tal como en1907 lo sintiera su padre y ella misma con sus manos de niña.

 ¿Acaso sus manos han cambiado de textura?
 ¿Acaso la textura del exilio no la habrá acercado aún más a este señalado picaporte?

 

                                                   


  Andan las amigas por el parque y sus nueve senderos; echan de menos las sombras, las sombras de    más árboles. ¡Con este sol cuánto nos aliviaría algún reposo de  luz!

            


Los árboles que la acompañaron en aquellos dieciséis años en los que vivió en La Piéce hasta 1980. ¿Cómo podría haber escrito Claros del Bosque sin entrever la luz que, a través de la espesura de los árboles entra?

 Encuentran  árboles que les van mostrando el exilio de la escritora. Algún árbol, el olmo blanco, se ha secado, quizás entristecido por la falta de lluvia en esta tierra de Vélez. 

                            Y sigue vivo el limonero de su niñez cuyo olor la acompañó siempre. 

Y sigue viva la razón poética que sin comprender del todo vamos intuyendo (nos explica Ana) mientras leemos en voz alta lo escrito en el suelo. Porque la razón es una pregunta, un método y la poesía un encuentro, un hallazgo. Y, encontramos, la necesaria reparación que España le va otorgando.

                                        

La infancia de María, como la de Antonio Machado, son recuerdos de un patio donde crece el limonero.


Comentan las palabras de María, escritas en el parque, donde vamos apartándonos para leer títulos de sus libros. Intentan aprehenderlas y aunque sin entender entendiendo como escribiera Unamuno. Nos apartamos también para no pisar su nombre. ¿ Reposa Unamuno de su agonía de España?

            


Se detienen. ¿Cuál es su verdad? ¿La de ellas?  La de cada una de estas mujeres ¿Qué evitan nombrar ?





¿Dónde está la LUZ? ¿ Ellas la transitan o la reposan?


Necesitan una pausa antes de visitar en el CAC la exposición: "Algunos lugares de la pintura".
 El reposo de la Luz .
Mariló que las guía en este paseo por su pueblo las lleva a una sombra en el Café Bar El Rombo. Hasta aquí llega la blancura de la ermita de los Remedios en el Cerro de San Cristóbal, casi alcanzamos a ver los frescos de Evaristo Guerra. María disfruta con el color blanco. Dialoga con el blanco de Zurbarán.



Olga hace suyo un fragmento de Claros del bosque, tan suyo que cambia la palabra hermanos por         amigos, con su lectura en voz alta siento que se va apropiando de la escritura. Este fragmento María lo escribió para ella. La escritura no se termina hasta que encuentra una lectora que se la apropia, que se siente vista por la autora. Se establece entonces un vínculo. Tal vez  se refiera María a esta relación cuando habla de amistad ultraterrenal.



                                              "Mírame, mírame a esta vida en la que yo estoy"


No me respondes, amigo. He venido ahora a buscarte. Ahora, no tardarás
ya mucho en salir de aquí. Porque aquí no puedes quedarte. Esto no es tu
casa, es sólo la tumba donde te han arropado vivo. Y vivo no puedes seguir
aquí; vendrás ya libre, mírame, mírame, a esta vida en la que yo estoy. Y
ahora sí, en una tierra nunca vista por nadie, fundaremos la ciudad de los
amigos, la ciudad nueva, donde no habrá ni hijos ni padres. Y los amigos
vendrán a reunirse con nosotros. Nos olvidaremos allí de esta tierra donde
siempre hay alguien que manda desde antes, sin saber. Allí acabaremos de
nacer, nos dejarán nacer del todo. Yo siempre supe de esa tierra. No la soñé,
estuve en ella, moraba en ella contigo, cuando se creía ése que yo estaba
pensando.
En ella no hay sacrificio, y el amor, amigo, no está cercado por la muerte.
Allí el amor no hay que hacerlo, porque se vive en él. No hay más que
amor.
Nadie nace allí, es verdad, como aquí de este modo. Allí van los ya
nacidos, los salvados del nacimiento y de la muerte. Y ni siquiera hay un
Sol; la claridad es perenne. Y las plantas están despiertas, no en su sueño,
como están aquí; se siente lo que sienten. Y uno piensa, sin darse cuenta,
sin ir de una cosa a otra de un pensamiento a otro.
Todo pasa dentro de un corazón sin tinieblas.
Hay claridad porque ninguna luz deslumbra ni acuchilla, como aquí, como ahí fuera.



Y la Maroma nos responde y nos mira. Nos mira y nos ofrece una Vida Nueva donde no hay sacrificio.

La Maroma desde sus 2.066m tutela y arropa tu DELIRIO Y DESTINO



     

   Este ha sido un paseo  hilvanado donde cada una de las participantes ha aportado un lugar, una lectura, una foto, un video, un comentario o una mirada. Seis miradas que llegan a este blog.







Comentarios

  1. Qué emocionante, Lola. A María le hubiera gustado conocerte. Hubierais sido grandes amigas.

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